¿CÓMO SOBREVIVIR AL DOLOR DE LA GUERRA?
“FRANTZ” DE FRANÇOIS OZON
Hay siete hombres alrededor de una mesa. Son viejos tristes y amargados, que aguantan la rabia y sueñan con venganzas. Uno de ellos se levanta y con un jarro de cerveza en la mano responde: “…Fuimos nosotros quienes dijimos a nuestros hijos que debían que luchar por la patria, fuimos nosotros quienes les pusimos un fusil en la mano… Y fuimos nosotros los que celebramos con cerveza las victorias: el asesinato de cientos de sus hijos… ¿Y ellos? ¿Los franceses? Ellos celebraron con vino el asesinato de miles de nuestros hijos. Ellos y nosotros somos los padres que festejan la masacre de sus niños.”
Ese es un gran momento del cine, es una secuencia que presenta a viejos alemanes en duelo por los hijos perdidos en la Primera Guerra Mundial. Son siete hombres en la Alemania de 1919, pero al escucharlos se sabe que también podrían ser siete colombianos alrededor de una garrafa de aguardiente en alguna montaña de la cordillera de los Andes. Esta secuencia hace parte de la película Frantz (2016), del realizador francés François Ozon, y es una de las cintas de la retrospectiva que el 23º. Eurocine le hará al maestro europeo. El filme que presenta un relato de duelo, culpa y amor entre franceses y alemanes, es un cinta ideal para inaugurar este encuentro anual con el cine europeo.
François Ozon nació en Paris en 1967, y su carrera es brillante. Desde sus primeros trabajos que incluyen el corto La Petite Mort (de 1995), ha acumulado muchos calificativos: perverso, intimista, iconoclasta, elegante y banal, entre otros. Las comparaciones que se hacen de su obra con la de otros autores, incluyen a maestros del cine musical, a Hitchcock, al profundamente ético Eric Rohmer, a Claude Chabrol, y al magistral Fassbinder (el Fassbinder del melodrama “queer” y del coqueteo con lo “kitch”). Ante tantos nombres y adjetivos, el atributo que mejor define al señor Ozon es el de artista versátil. La retrospectiva que este año presenta Eurocine de la obra de Ozon, está centrada en sus más recientes filmes, pero seguro será una provocación para reencontrarse con cintas como los “thrillers” 8 mujeres (8 Femmes, de 2001) y Swimming Pool (2003), con cualquiera de sus extraordinarios cortometrajes, o con Gotas de agua sobre piedras calientes (Gouttes d’eau sur pierres brûlantes, del 2000), un melodrama con chispazos de musical realizado con base en un guión de Fassbinder.
Frantz es la versión fílmica de la obra de teatro de Maurice Rostand, y es un “remake” completamente libre de un clásico de Ernst Lubitsch (Broken Lullaby, 1932). La cinta es maravillosa en cada sentido: sus diálogos conmovedores, su fotografía contundente, la melancolía de su puesta en escena, sus sutiles experimentaciones formales, su compasión con el dolor de cada personaje. Se trata de un filme que representa a Alemania y a Francia, los países que han forjado la unión europea, porque también han sido ellos los protagonistas de las peores masacres del viejo continente. Casi toda la cinta está rodada en blanco y negro y en alemán. En una entrevista, Ozon revela que ambas decisiones lo llevaron a largas conversaciones con su productor con quien finalmente zanjó la cuestión diciendo: “No hay que tener miedo. Cuando una historia es bella, cuando un filme es bueno, el público olvida el blanco y negro y olvida la lengua: es la historia lo más importante”. La taquilla y los festivales le dieron la razón a Ozon, y es que sin duda se trata de una historia importante: cuando termina la guerra, ¿cómo sobrevivir a la rabia y a la culpa? ¿Con la verdad o con una ficción?
Julián David Correa
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