ATONEMENT (EXPIACIÓN, DESEO Y PECADO) DE JOE WRIGHT: LAS FICCIONES DE LA CULPA*
¿Cuál es el crímen imperdonable? ¿Cuál es el origen de una culpa imposible de pagar? ¿Matar, traicionar la verdad más propia? En Merry Christmas Mr. Lawrence (Nagisha Oshima, 1983), la culpa del personaje interpretado por David Bowie se originaba en un hecho de apariencia menor: dejar que su hermanito jorobajo, mudo ante la violencia, fuera torturado en el colegio por unos patanes, sin haber hecho nada por salvarlo, preservando su propia popularidad antes que la alegría de su hermano. Toda culpa puede tener un motivo menor de efectos mayores. En Atonement (Expiación, deseo y pecado, 2008), la falta se encuentra también entre hermanos y en este caso, la culpa nace de la mentira.
La culpa y el intento de expiarla son en sí mismos grandes motivos en las artes. La ficción en la ficción y la realidad como relato son los otros dos grandes temas de la novela “Atonement” y del filme al que dio origen. La historia: Briony Tallis de 13 años, una novel aspirante a escritora, miente en una confusa noche y su mentira separa a dos amantes: a su hermana Cecilia y a Robbie Turner, el hijo del ama de llaves que creció junto a las jóvenes. La película desarrolla la historia y las consecuencias de esa mentira en tres tiempos: el origen de la tragedia en el verano de 1935, sus consecuencias durante la Segunda Guerra Mundial y al final de la vida de Briony en los años noventa. “Atonement” (2001) del autor británico Ian McEwan, es una de las novelas mejor recibidas por la crítica literaria angloparlante en los últimos años del siglo XX. Además de contar con muchos y muy diversos premios, el libro se encuentra en los listados de las 100 mejores novelas de la historia, tanto en el de la Revista Time, como en el del periódico The Observer. El encanto de esta obra del realismo psicológico es único y proviene en esencia, de la literatura: es una metaficción que constantemente se vincula con otras obras, como “The Golden Bowl” de Henry James, el “Northanger Abbey” de Jane Austen y los dramas de Shakespeare: “The Tempest”, “Macbeth” y “Twelfth Night”. “Atonement”, es una obra ejemplar en el realismo psicológico contemporáneo, que se ocupa más del porqué de las acciones, que de las acciones mismas. Gracias a los recursos de la metaficción que se encuentran en esta y otras novelas, el lector descubre una obra que devela los trucos del escritor, una prosa que se piensa a sí misma y que muestra sus costuras. Como se ha dicho reiteradamente, los recursos del cine son diferentes a los de las letras, y el admirador de la novela va a encontrar poco de esta gracia única en el filme, con lo cual de ninguna manera puede afirmarse que la película de Joe Wright sea mediocre: se trata de un filme, de una obra diferente de la novela en la que se basa.
El filme de Joe Wright, el mismo director de Pride and Prejudice (Orgullo y prejuicio, 2005) ha obtenido en total 20 premios y 60 nominaciones. Nominada a 14 categorías por la BAFTA (academia británica) y a 7 premios Oscar, obtuvo en Gran Bretaña los premios de Mejor Película y Mejor Diseño de Producción. Entre la Academia de los Estados Unidos, ganó el Oscar a la mejor música original, otorgada al compositor Mario Marianelli. Inevitablemente, las observaciones alrededor de la obra vuelven a traer al primer plano las relaciones entre el cine y la literatura. Un conjunto de retos de los que este filme sale muy bien librado si se juzga por el premio que el Festival de Venecia le otorgó en el Foro de Cine y Literatura. En otra dirección se han expresado varios críticos entre los que se cuenta Orlando Mora, quien publicó en el periódico El Colombiano de Medellín (marzo 30 de 2008) un texto en donde dudaba de la calidad de esta adaptación. La crítica de Mora, se bentra en el hecho de que el filme carece de un único protagonista que lidere la narración. Como bien decía Mora, en la primera parte de la cinta la protagonista es la niña, pero en la segunda parece ser Robbie Turner, mientras que en la conclusión vuelve a ser la niña, convertida ya en una escritora. Para Mora este hecho demuestra debilidades en un guión que supo sortear con éxito grandes retos.
Atonement ha encontrado importantes reconocimientos y también críticas contrarias, con todo y las cuales, se trata de una gran película. La fotografía de este filme (a cargo de Seamus McGarvey), cuenta con una luz y una óptica propia que confieren a las imágenes sutiles pinceladas impresionistas. Hay secuencias difíciles de olvidar, como el rescate del florero en la fuente, la muerte del soldado francés o la retirada en Dunkerque. La secuencia del florero en la fuente, un hecho fundamental tanto de la novela como en el filme, esta conducida con la importancia que merece: los colores son los del verano que se ofrece sensual, la belleza y la tensión sexual pueden palparse en cada uno de los cuadros que en apariencia sólo retratan un hecho cotidiano. En una secuencia de la segunda parte, un soldado francés muere ante Briony. En su camino de expiación, Briony se ha hecho enfermera y contempla la muerte de uno de los pacientes, un soldado que podría ser Robbie, pero que es también el cordero de tantos otros crímenes. La secuencia de la muerte de este hermoso joven nos recuerda en su luz a Velásquez y en su tragedia a la historia de toda juventud masacrada por la ambición de otros. La tela roja que rodea la cama del soldado, no pone un límite al dolor, pero nos regala la belleza y la intimidad necesaria para que esa muerte no sea la de otro homicidio anónimo. La retirada de Dunkerque, está basada en otro de los tristes capítulos de la Segunda Guerra Mundial y está narrada bajo una luz única, con momentos de desesperación y belleza que parecen sacados de un mal sueño, pero que son el retrato de los efectos de cualquier guerra. En varios momentos del filme también aparecen, inolvidables, la voz y el gesto de la bella Kyra Knigthley cuando le susurra a su amado: “Come back, come back to me!” (“¡Regresa, regresa conmigo!”). Toda la puesta en escena y los actores tienen la presencia digna y dolorosa que uno espera al leer la novela o al encontrarse con una tragedia británica.
En esta cinta el guión merece especial atención, si se tienen en cuenta los retos de adaptación que la obra “Atonement” plantea. Para no perder una de las más importantes características de la novela, el guionista Christoper Hampton[*] y el director Joe Wright, han recurrido a un montaje y a un diseño sonoro que sugieren una suerte de “metaficción audiovisual”: en la primera parte del filme, la banda sonora incluye el constante golpeteo de los tipos de una máquina de escribir, un sonido de fondo que recuerda al espectador que lo que está viendo no procede de la realidad. El aporte del montaje es muy evidente en la primera parte, en donde encontramos secuencias que se repiten de manera rápida y desde distintos puntos de vista. Este montaje, usado con la discreción que el estilo clásico del filme requiere, impone a los espectadores una evidencia: estamos todos ante un relato, la realidad de la ficción se revela como relato y no como una imitación de la realidad.
*Por Julián David Correa. Publicado en la Revista Kinetoscopio No. 82, 2008
Página en internet de la Revista Kinetoscopio
Imagen: Kyra Knigthley en uno de los afiches de la película
[*] El guionista también es autor de la versión de Stephen Fears de la novela de Choderlos de Laclos, “Les Liasons dangereuses”
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