TRINIDAD: LAS ARTES, RUVLIEV Y TARKOVSKI*
Ni siquiera torturado el hombre cede, así que los armados hacen con él un escarmiento: lo tiran al suelo y lo amarran a un caballo. Lo envuelven bien para que el cuerpo no se desmembre ni muera muy pronto, y lo obligan a abrir la boca en la que echan metal fundido. El hijo del hombre esta ahí. Un monje deja de hablar.
Podría ser Colombia, pero es Rusia entre el siglo XIV y XV durante la ocupación tártara-mongol, un período en que las luchas entre los boyardos y la presencia de los invasores desgarraban la vida de quienes no podían defenderse. El monje es Andrei Ruvliev, el más grande artista de la Rusia medieval. Hombre entregado a Dios y a la realización de murales y retablos religiosos, su obra “La santísima trinidad” es en todo sentido un ícono en la historia del arte.
Nadie sabe el nombre de pila de Ruvlev, ni los detalles de su existencia y aún así Andrei Trakovski hizo en 1966 una película dedicada a su vida. En 1988 la Iglesia Ortodoxa Rusa canonizó a Ruvlev, y desde hace varios lustros los cinéfilos y cinematografistas hemos canonizado a Tarkovski como profeta de un cine que busca la verdad en la belleza, la belleza en el horror y la trascendencia en la verdad.
Si casi nada de sabe de la vida del monje, ¿lo que Tarkovski hizo de Ruvliev fue un “Biopic”, una película biográfica? Sí, lo fue.
Para el cine la vida del “biografiado” tiene la misma cualidad que tiene el libro que se adapta: es una fuente de inspiración. Las películas que hemos olvidado son las que recrean sin buscar la esencia, las que no son más que cadenas de anécdotas. Tarkovski, nuestro profeta, escribió en “Esculpir en el tiempo”: «Las obras de arte surgen del esfuerzo por expresar ideales éticos».
“Esculpir en el tiempo” es un ejercicio con el que el autor trata de comprenderse y con el que busca compartir con los lectores el sentido de su creación. La película Andrei Ruvliev también es un intento por entender las artes, es un filme sobre el poder del arte para trascender el horror. ¿El horror de las guerras? Sí, el horror de las guerras, pero también el horror de vivir con los ojos abiertos.
Sobre Andrei Ruvliev escribió Tarkovski que de ningún modo quería hacer una “película histórica”, sino una cinta que reflejara el talento poético del monje y sus emociones sociales. La estructura del filme es la de un conjunto de capítulos que presentan momentos capaces de formar el espíritu del protagonista y de su época, hechos en los que Ruvliev no tiene que estar presente pero que lo definen: “Las novelas iban enlazadas no por una cronología lineal, sino por la lógica poética que obligó a Ruvliev a crear su famosa Trinidad”, dijo Tarkovski.
En 1405, Andrei Ruvliev es convocado por Basilio I, Príncipe de Moscú, para pintar los frescos de la iglesia de la Anunciación. Este hecho histórico es uno de los pocos de la vida de Ruvliev del que hay un registro, y en la cinta motiva la salida del monasterio y enfrenta al artista con el terror. Al comienzo del filme el monje cree que “Sólo rezando se puede distinguir lo que es invisible”, y escucha a su colega y maestro Teófanes el Griego, quien afirma que “Una mayor sabiduría trae más dolor”. Los pasos de Ruvliev que Tarkovski desarrolla a través de un filme de 205 minutos, más que implicar un desplazamiento físico, nos muestran la transformación de un hombre que enmudeciendo ante el horror decide dejar de crear, y quien luego reencuentra su sentido gracias al ejemplo de otro que aún siendo más débil es capaz de perseverar.
Sobre su inspiración escribió Tarkovski: “El monje Ruvlev contemplaba el mundo con los ingenuos ojos del niño y predicaba que no había que resistir el mal, que había que amar al prójimo. Aunque fue testigo de las -quizá- más brutales barbaridades de este mundo, aunque tuvo que sentir las más amargas desilusiones, consiguió reencontrar el valor único de la vida del hombre: la bondad y ese amor humilde que todo lo perdona”.
* Por: Julián David Correa. Publicado en Revista Kinetoscopio No. 112. Año 2015.
Imágenes: (1) Afiche de la película usado por la Colección Criterion. (2) Foto del protagonista tomada durante el rodaje de la cinta.
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