TRANSFORMAR MIRADAS *
Hay un diálogo del que hice parte varias veces durante el 2012:
– ¿Por qué volviste a la Cinemateca? – preguntaban.
– Porque es uno de los lugares en los que más feliz he sido –respondía.
Durante el año 2012 estuve en varias conversaciones que empezaban de esa manera. Una de las que más recuerdo la tuve con un compañero de estudios a quien le preocupaba mi “retroceso”. Para él como para muchos, el éxito en la vida se juzga por la opinión de los demás, y dentro de esa opinión conquistar nuevos cargos con cada vez mayor visibilidad y poder, y con cada vez mayores ingresos, debe ser una de las metas laborales. Nacer, crecer, reproducirse y morir.
Fui director de la Cinemateca Distrital de Bogotá durante los primeros años de este siglo XXI, y me retiré, y el 23 de marzo del 2012 regresé al mismo escritorio que tuve en aquella primera época. Regresé al mismo escritorio, pero no a la misma institución: desde la creación del Instituto Distrital de las Artes de la Alcaldía de Bogotá, a finales del 2010, la Cinemateca recibió también el título de ser la Gerencia de Artes Audiovisuales del Idartes, pero sin importar los títulos, los organigramas y los cargos, el hecho es que en esos primeros años del siglo, y en los años que acaban de concluir, en todo este tiempo en el que dirigí la Cinemateca fui feliz porque logré cambios necesarios, y porque me rodeé de personas y de un arte que respeto.
En 2001 la Cinemateca cumplió 30 años, y para celebrar esa fecha empecé a usar el lema “Descubriendo miradas”, pero al regresar cambié el verbo y empecé a decir algo que también es cierto y que en el caso de Colombia es más preciso: desde 1971 la Cinemateca transforma miradas. Para algunas personas, la Cinemateca es una sala de cine alternativa, que cobra una boleta barata como un servicio de oferta cultural accesible a todos los ciudadanos. Una percepción cierta pero incompleta: la Cinemateca no es sólo un escenario cultural al que hay que programar. Al comienzo de ésta, mi segunda gestión, la primera tarea que debía emprenderse era recuperar la razón de ser de la Cinemateca, y hacer entender que esta cinemateca es muy diferente de la Cinemateca Francesa, la institución creada en 1936 bajo cuya inspiración se fundó la Cinemateca Distrital.
La Cinemateca de Bogotá es atípica porque además de desarrollar las labores que son propias de toda cinemateca (preservación del patrimonio cinematográfico de la humanidad, formación de públicos y cinematografistas, generación de investigaciones y publicaciones, además de la proyección de películas), esta cinemateca es la dependencia de la Alcaldía Mayor de Bogotá para el desarrollo de políticas públicas de impulso al cine, y esa esencia necesaria para Colombia ha permanecido constante a pesar de que la Cinemateca ha hecho parte de cuatro distintas dependencias de la Alcaldía[1]. Tras la desaparición de FOCINE en 1993, por ejemplo, la Cinemateca inició sus convocatorias públicas para financiar la producción cinematográfica nacional. Como la historia del cine demuestra, siempre se construye con base en el conocimiento del pasado y en el talento de quienes nos preceden.
Al comienzo de esta gestión como director de la Cinemateca, las oportunidades que brindaba el nuevo contexto institucional con la creación del Idartes eran muchas e incluían trabajar en equipo con los gestores culturales a cargo de este Instituto y de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, la oportunidad de recuperar programas perdidos y de crear nuevas estrategias y acciones, y la fortuna de poder responder a las transformaciones de la cinematografía colombiana y a los nuevos instrumentos que apoyan su desarrollo, junto con la oportunidad de crear un nuevo equipo. El mayor logro de esta gestión al frente de la Cinemateca ha sido la construcción de un grupo de trabajo seleccionado únicamente en función de su talento y su capacidad para trabajar en equipo. Es posible hacer grandes proyectos sin dinero, pero esos proyectos no son posibles sin personas apasionadas, inteligentes y trabajadoras.
Gracias al trabajo que desarrollamos en estos cuatro años, hoy la Cinemateca ejecuta nueve estrategias para el desarrollo de la escritura con imágenes en movimiento:
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Esta es la primera razón por la que se crearon las cinematecas: para preservar filmes y documentos que el tiempo o los bandazos de la historia destruían. Nuestra Cinemateca también se fundó con esta misión: cuando el largometraje silente Garras de oro (P.P. Jambrina, 1926) se descubrió, fue entregado a la Cinemateca para su preservación y a partir de esta decisión la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano pudo restaurarlo unos años después. Al interior de la Cinemateca a lo largo de los años se ha desarrollado una extensa filmoteca con material fotoquímico y una mediateca que se conoce como BECMA, y que incluye todo tipo de soportes magnéticos y digitales para imágenes en movimiento, además de libros, revistas, afiches, archivos sonoros, etc. Durante nuestra gestión se ha iniciado una gran catalogación de todos los acervos de la Cinemateca, y se crearon colecciones nuevas como la Videoteca Local que recupera la memoria de lo que se ha creado en los barrios de Bogotá desde el año 2004. En estos cuatro años los acervos se ha enriquecido con más de 1.273 documentos impresos y audiovisuales, y se crearon los programas de formación para la preservación que a la fecha han incluido 5 seminarios internacionales para 187 beneficiarios a cargo de archivos audiovisuales, y dentro del portafolio de convocatorias se creó una modalidad para apoyar financieramente la gestión de archivos.
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Una Cinemateca es un observatorio de Cultura Audiovisual. Investigar y publicar es otra manera de preservar el patrimonio audiovisual de la humanidad. Nuestra gestión planteó una política de publicaciones clara y consonante no sólo con la misión de la organización sino con el desarrollo del mundo editorial: fortaleció la emblemática colección Cuadernos de Cine Colombiano – Nueva época, reformuló la colección Becas y creó la colección Catálogos razonados, creó colecciones de publicaciones en video y asumió la presencia en Internet como otra forma de publicar. Aprovechamos las oportunidades tecnológicas y estamos construyendo una memoria crítica para el cine colombiano. En esta administración se ha entregado una beca anual para investigaciones sobre el cine colombiano, hemos publicado 17 títulos en papel, dos libros electrónicos (multimediales e hipertextuales), 9 títulos en video y hemos creado la nueva página de la Cinemateca.
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Programar la sala de la Cinemateca es una labor importante: la Cinemateca ha traído a Bogotá lo mejor del cine del mundo, pero como el mundo audiovisual ha cambiado, los criterios de programación deben cambiar y esta acción no debe limitarse por los muros de la sala. En la sala de la Cinemateca se programa toda la diversidad del cine: obras maestras, todos los géneros y estéticas, cinematografías de todos los rincones del mundo, obras comunitarias y alternativas, y trabajos que responden a las evoluciones conceptuales y tecnológicas de la escritura con imágenes en movimiento. Cada muestra es un contenido generado, y en ese sentido, me siento orgulloso de haber recuperado junto con mis colegas el Ciclo Rosa, la muestra de cine LGBTI que creamos en el año 2001 y que había desaparecido, y me enorgullece haber participado en la creación de nuevas selecciones como la CICLA (Cita con el cine latinoamericano) que fundamos en el 2012. Hoy nuestra labor no sólo implica programar la sala principal de la Cinemateca: en estos cuatro años se han exhibido muestras de cine colombiano en otras cinematecas y eventos culturales del mundo (en Nantes -Francia-, México DF, Oaxaca, Quito y Lima), se han establecido alianzas con salas alternativas de Cali, Barranquilla y Medellín, y se ha creado y fortalecido una red de Salas asociadas[2] que abarca 16 localidades de Bogotá e incluye 194 pantallas con 17.095 sillas. Los gestores de esas salas reciben formación y selecciones de las muestras, ciclos y festivales que hacemos en la Cinemateca, es decir: les proporcionamos películas con derechos de exhibición pública que negociamos desde la Cinemateca.
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Sin la Cinemateca Francesa no habría existido la Nueva Ola Francesa. Sensibilizar a los públicos y formar a los creadores es escencial. En estos años hemos creado programas de formación para todas las edades y para un amplio grupo de perfiles: en cuatro años hemos tenido dentro de la sede de la Cinemateca dos centenares de conferencistas y talleristas, maestros entre los que se cuentan el iraní Abbas Kiarostami, por poner un ejemplo muy destacado, y en un espacio subutilizado dentro de la sede de la Cinemateca creamos la Sala Rayito: un espacio adecuado para la infancia, que gestamos y en el que trabajamos de la mano con los colegas de Tejedores de Vida (Atención Integral a la Primera Infancia) del Idartes, y para una población completamente diferente fundamos la Cátedra Cinemateca que a la fecha ha tenido tres versiones de las que han participado 234 estudiantes, y que genera un espacio de aprendizaje, reflexión y escritura sobre el cine nacional, un programa con el que se cualifica a creadores y académicos, y que contribuye a la formación de nuevos críticos cinematográficos y periodistas culturales. La Cátedra y las actividades de la Sala Rayito son apenas dos ejemplos. Nuestras labores de formación dentro de la sede principal de la Cinemateca se han multiplicado en alianza con instituciones de una decena de países, y año con año han aumentado en el número de beneficiarios (de 2013 a 2014 tuvimos un aumento del 25%, por ejemplo), también hemos dejado claro que cada actividad y programación, cada ejercicio de curaduría o de creación es una oportunidad de formación que no desaprovechamos.
Como un estilo particular de formar, una manera que responde a la necesidad de los territorios, se creó esta estrategia que fortalece a los gestores y organizaciones de las 20 localidades de Bogotá. Es gracias a esta estrategia que se han podido recuperar los materiales de la Videoteca Local, que se han podido formar a los responsables de las Salas asociadas, y que se han desarrollado 33 talleres de creación que a la fecha que han beneficiado a 945 personas y en los que se han realizado una veintena de cortometrajes y videoclips . Nuestra misión con Cinemateca Rodante, más que hacer muchas películas o crear muchas salas de cine, es fortalecer a un amplio grupo de personas para que desarrollen sus habilidades para organizarse, trabajar en equipo y gestar proyectos, de manera que puedan hacer realidad sus metas en el mundo audiovisual y en la transformación de su ciudad.
En el siglo XIX el nacimiento del cine (a través de la invención del cinematógrafo) le dio un impulso fundamental a las nacientes TIC. En esta administración hemos recuperado esa idea: el cine es TIC. El nuevo edificio de la Cinemateca de Bogotá también será un centro de cultura digital, hemos gestado programas de formación especializados en la creación y circulación de obras audiovisuales con nuevos medios (con 3.782 personas beneficiadas de 2012 a 2015), hemos incluido en el portafolio de convocatorias una beca de creación para este tipo de obras, y hemos hecho de la gestión tecnológica un transversal a todas nuestras las estrategias. La nueva página de la Cinemateca, que ha sido posible gracias al trabajo conjunto con la Alta Consejería de las TIC, ya es una mediateca en línea (con libros, películas, afiches, fotos y archivos sonoros) y será un centro de formación multiplataforma, además de ser un espacio que cumplirá con los servicios propios de los portales de Internet de las cinematecas en el mundo. Y además de todos esos servicios, las gestiones de la Comisión Fílmica de Bogotá que creamos en agosto 2014, y que incluyen el permiso unificado para filmaciones, el directorio de servicios, la formación, y la promoción de Bogotá como una locación, tendrán su sitio en Internet como una herramienta fundamental.
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Desde mediados de los años 90s, la Cinemateca entrega recursos para la creación de imágenes en movimiento, y cada año desde entonces se ha tratado de impulsar la creación, pero nunca como en estos últimos años se ha impulsado esa labor: en 2012 teníamos 11 modalidades y en 2015 llegamos a 14 (15 si se suma la modalidad para Espacios concertados que también beneficia a Salas asociadas). Son muchos los hitos de esta estrategia, siendo el más conocido internacionalmente el de la creación del filme Leidi (Simón Mesa, 2014), la única película de la historia del cine colombiano que ha recibido una Palma de Oro en el Festival Internacional de Cine de Cannes, y que se realizó con recursos de nuestra convocatoria del 2013.
LEIDI – Short Film Teaser from Simón Mesa Soto on Vimeo.
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En esta cinemateca atípica ha habido una labor constante: la de participar en la coordinación y ejecución de políticas públicas para el desarrollo audiovisual. Desde el comienzo del Sistema Distrital de Cultura, la Cinemateca es la Secretaría Técnica del Consejo Distrital Audiovisual, con el cual se ha trabajado también en este período. Las acciones en esta estrategia se han concebido y desarrollado gracias al trabajo en equipo con los colegas del Idartes y la SCRD, y han atendido a las transformaciones del mundo cinematográfico y a las cambiantes realidades de los proyectos, creadores, empresas y agrupaciones que dedican su existencia a las diferentes dimensiones del mundo audiovisual. La estrategia Cinemateca Rodante existe precisamente por estas razón, al igual que la evolución que ha habido en las estrategias de formación, publicaciones, convocatorias y en la transversalidad del tema tecnológico, entre otras. El logro más evidente que hemos tenido en este sentido ha sido la creación de la Comisión Fílmica de Bogotá, que tras dos años de concertación se formalizó con la firma del Decreto 340 de agosto de 2014. A partir de la firma de ese decreto se inició un intenso trabajo que tiene por objetivo hacer de Bogotá un espacio atractivo para la creación de productos audiovisuales (cine, televisión y publicidad), lo cual implica aclarar y coordinar los procedimientos para la obtención de permisos que permiten las filmaciones en la ciudad, implica labores de promoción y gestión de información y el mejoramiento del talento humano local, labores todas que tendrán por consecuencia el crecimiento de la economía creativa de la ciudad y el surgimiento de muchas nuevas oportunidades que transformarán la vida de nuestros cinematografistas. En este breve período de existencia de la CFB hemos creado el PUFA (el permiso unificado para filmaciones, tras una compleja concertación con las empresas de creación audiovisual, medios de comunicación, alcaldías locales y dependencias de la Alcaldía Mayor), el PUFA integra a 8 entidades distritales que administran el espacio público y autoridades competentes en el otorgamiento de permisos, integra a 20 alcaldías locales y a 10 escenarios especiales del IDRD. En este primer año de la CFB de la Cinemateca se crearon el Directorio de Locaciones con 6 categorías y 268 locaciones, y el Directorios Servicios con 643 especializados y 235 logísticos, se creó la página de la Comisión y se inició el Programa de Inglés Técnico con el SENA que está beneficiando a 253 personas.
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Aunque la Cinemateca no es un escenario siempre me gusta mencionar esta novena estrategia. Como la historia de las artes demuestra, las condiciones físicas también modelan las condiciones estéticas e incluso los conceptos del mundo. La gestión de la sede actual requiere un conjunto de labores que desarrollamos de manera conjunta con la Subdirección Administrativa del Idartes y que buscan, entre otras cosas, la actualización tecnológica de la sala principal de la Cinemateca, facilitar el trabajo del equipo y mantener el espacio como un lugar bello y ordenado que demuestra a los ciudadanos de Bogotá que sí es posible tener una ciudad de la que todos nos sintamos orgullosos. En esta estrategia el mayor logro, uno histórico, ha sido la creación de la nueva Cinemateca de Bogotá: en estos cuatro años diseñamos conceptualmente la Nueva Cinemateca, conseguimos el lote, hicimos los diseños físicos a través de una convocatoria pública, conseguimos de la Alcaldía el dinero necesario para la construcción e hicimos la convocatoria para contratar sus constructores. La nueva Cinemateca es mucho más que un nuevo edificio para la Cinemateca, es la expresión en un espacio de todo lo que hemos logrado en estos años, un edificio que contará con todos los espacios que representan las estrategias aquí presentadas, un edificio que se convertirá en un hito arquitectónico de Bogotá, que fortalecerá la constelación de instituciones que fomentan el desarrollo de la economía naranja de la ciudad, que ampliará la oferta cultural y artística para disfrute de los ciudadanos, y que hace parte de la renovación del centro de la capital. Este nuevo edificio es un correlato en cemento de todas nuestras misiones: contará con bodegas climatizadas para la filmoteca, tendrá una amplia mediateca, una galería, salones para los programas de formación y laboratorios de creación, y cuatro salas de cine con todos los sistemas de proyección, entre otros espacios y servicios que incluyen también áreas comerciales que generarán recursos para la financiación de la operación del edificio.
Nueva Cinemateca de Bogotá 2015 – JD Correa Video from Julián David Correa on Vimeo.
Todos estos logros han sido posibles porque trabajamos en equipo con los talentosos grupos que hacen parte de la Cinemateca, de todo el Idartes y de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte. Hoy me siento tan orgulloso de lo que hemos hecho, como de la manera en que lo hacemos, y estoy lleno de agradecimiento hacia las personas que han intervenido en estos procesos.
Mi padre siempre ha dicho que cuando uno abandona un sitio, ese lugar debe quedar mejor de cómo uno lo encontró. Soy feliz si siento que mi vida tiene sentido, y trabajar en una institución estatal sólo tiene un sentido posible: cambiar el mundo. ¿Qué significa transformar las miradas de los colombianos? Expandir sus horizontes culturales: descubrir que existen muchas religiones, muchas posiciones políticas, muchas estéticas, muchas sexualidades y muchos paisajes posibles. ¿Qué significa transformar las miradas de los colombianos? Cambiar la pasividad por la actividad. El cine cambia el pensamiento y un pensamiento nuevo puede cambiar el mundo. Este propósito que en un país en paz y con desarrollo económico es importante, en un país como Colombia es fundamental.
NOTAS:
*Texto de Julián David Correa, director de la Cinemateca Distrital de Bogotá del año 2000 al 2004, y del año 2012 al 2016. Este texto es el informe de gestión del segundo cuatrenio, publicado por el Idartes a finales del 2015 dentro de su informe general
[1] Secretaría de Educación, Instituto Distrital de Cultura y Turismo, Fundación Gilberto Alzate Avendaño e Instituto Distrital de las Artes.
[2] Salas públicas, privadas, y emprendimientos alternativos como cineclubes y colectivos artísticos.
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