«Karen llora en un bus» de Gabriel Rojas Vera

«Karen llora en un bus» de Gabriel Rojas Vera

GENTE QUE SE PARECE A LA GENTE

 

Una mujer llora en un bus, un bus cualquiera de cualquier gran ciudad. ¿Por qué llora esa mujer? Karen se baja del bus y camina, y muy tarde en la noche llega hasta una casa en la que toca la puerta y busca alquilar una pieza. La dueña de la casa siempre echa tranca a las 10:30 y no le quiere abrir. ¿Un ladrón va a atracar a Karen mientras espera que le abran la puerta? ¿Tendrá que dormir en la calle? No, Karen va a conseguir su pieza y va a empezar un recorrido por la vida del centro de una ciudad y va a recorrer su propia vida que ha decidido reescribir. La mayor parte de las personas no pasa por grandes tragedias: no combaten en una guerra sin final, no trafican drogas, no las torturan los soldados o los paramilitares, no los secuestran las guerrillas, no mueren destrozados por una bomba o se ahogan bajo los escombros de un terremoto o las olas de un tsunami. Tal vez muchas mujeres viven en casas de muñecas siguiendo el ejemplo de sus madres, y en algún momento alguna de esas mujeres quieren repintar su vida. Mujeres como Karen. Esas mujeres se reescriben a través de las letras, del deambular o del sexo. Aún en la ausencia de grandes conflictos, ninguna vida es fácil: todos crecemos con pequeñas tragedias que son las que más nos importan, son nuestras catástrofes y nuestras grandes pruebas.

¿Por qué una mujer llora en un bus? ¿Por qué hay que alguien pide monedas? ¿Por qué alguien roba en los puestos de frutas? Karen llora en un bus, de forma directa, sencilla y a veces ingenua, construye una historia cotidiana que responde a esas preguntas. En este filme los espectadores no van a escuchar disparos ni verán sangre. El público verá a una mujer como muchas con las que se han cruzado en la calle tratando de ser ella misma, de sentirse libre en su confusión, una mujer capaz de pagar el precio de sus búsquedas. Al lado de esa mujer se verá a una ciudad grande y poco amorosa, y se reconocerá lo terrible que es ser una mujer cualquiera que acepta una vida que no se desea y la violencia de ser ignorada y menospreciada. El filme se mueve lentamente y se desarrolla con honestidad.

Karen llora en un bus es una película naturalista que se desarrolla con pequeños diálogos y con personajes que podrían olvidarse hasta la próxima vez que el espectador encuentre a alguien llorando en un bus o a una mujer robando toallas higiénicas en el supermercado. Hay coherencia en esta obra: la dirección de arte es como el casting, que lleva a que nadie en la pantalla parezca un actor y que nada parezca una locación. La cámara a veces sigue con frescura a los personajes, y a veces tiene una rigidez que no gusta del todo y que es como el peinado de Karen (un pequeño lastre para abandonar). En ocasiones, el cinéfilo puede extrañar diálogos profundos y frases célebres, pero los personajes de esta película nunca dirán frases de ese estilo, no podrían decirlas, no va con ellos. El espectador descubre que hay belleza en lo cotidiano, y que también hay belleza en la gente que se parece a la gente: Karen es hermosa con sus pequeños pechos y con su ausencia de glamour, y el centro de Bogotá que no es una protagonista perfecta, ni una Atenas de Suramérica, se puede ver como una ciudad vital en sus imperfecciones gracias al ojo del director y del fotógrafo.

En el año 2011 Karen llora en un bus fue seleccionada por el Forum del Festival de Berlín, y fue en este prestigioso festival donde tuvo su estreno. La Berlinale es un festival de compuesto por varias muestras. Los organizadores de la Berlinale afirman que el Forum está dedicado a películas Avant-garde, al cine experimental, a ensayos fílmicos que toman el riesgo de hacer lentas observaciones de la realidad y reportajes políticos. A los seleccionadores del Forum les interesa descubrir nuevos cinematografistas y películas que cruzan las fronteras entre los géneros. El Forum se propone provocar a los espectadores, y tal vez por eso los seleccionadores escogieron esta cinta colombiana que quiere apegarse a una pequeña realidad sin recurrir a los trucos del espectáculo cinematográfico.

Un filme como Karen llora en un bus demuestra que en Colombia existe un cine cada vez más diverso, y que existen realizadores con propuestas propias. El director de esta cinta, Gabriel Rojas Vera estudió Cine y Televisión en la Universidad Nacional, ha escrito y dirigido varios cortometrajes, y el largometraje Cristina, un filme que junto con Karen, se propone como parte de una trilogía en donde las mujeres son las protagonistas. Cuando se toma un poco de distancia de las cifras de taquilla o de las imperfecciones de películas que hacen parte de obras en proceso, se encuentran cintas como esta (o como El vuelco del cangrejo -Oscar Ruiz Navia, 2009) y se despiertan esperanzas: existe un presente y un futuro para un cine colombiano que no tiene miedo de alejarse de las búsquedas industriales, que cree que todos somos protagonistas de nuestra propia película.

*Por Julián David Correa. Publicado en: Revista Kinetoscopio No. 94. Ed. CCA. Medellín, 2011.

Página en internet de la película “Karen llora en un bus”

Página en internet de la Revista Kinetoscopio

Imagen: afiche de la película

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One Response to “«Karen llora en un bus» de Gabriel Rojas Vera”

  1. cavalari alejandra dice:

    Vi la película en el Festival Unasur realizado recientemente en argentina, creo que la película fue lo mejor exhibido en el festival, la manera de expresar la problemática de la mujer, hace que esta temática sea común a cualquier país latinoamericano, merecia ganar.

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