«Restless» de Gus Van Sant

«Restless» de Gus Van Sant

STILL A WEIRDO?

 

Una cámara desde un auto en movimiento muestra imágenes de Portland, Oregon, mientras se escucha “Two of us”, la canción de los Beatles:

“Two of us riding nowhere
Spending someone’s
Hard earned pay
Two of us Sunday driving
Not arriving
On our way back home
We’re on our way home…”

Con estas imágenes y con esta música se inicia Restless, que presenta en una ciudad chata y anodina, como cualquier otra del centro de los Estados Unidos, a un muchacho flaco que se llama Enoch y que no es diferente de otros jóvenes de su edad, excepto porque su mejor amigo es un fantasma japonés y porque el chico se cuela en todos las ceremonias funebres que puede. En una de estas ceremonias, Enoch conoce a Annabel, una joven aún más flaca y pálida que él, quien también asiste con frecuencia a funerales. Ambos son bellos, y están en la edad en la que todo es posible, en que la que se hacen las preguntas importantes, en la que el pensamiento empieza a abarcar el cosmos y el origen de la especie. Ambos están en la edad de descubrir el sexo y el amor, pero los rodea la muerte. Él siempre viste de negro y ella viste una sonrisa, uno de ellos perdió a sus padres en un accidente y el otro tiene un cancer terminal.

A Gus Van Sant, el director de Restless siempre le han gustado los “weirdos”, los “raritos”, los personajes diferentes del común de las personas: en la multipremiada y taquillera Milk[1] (2008), Gus Van Sant narró la biografía política de Harvey Milk, concejal de San Francisco, que se inició en la vida pública para defender los derechos propios y los de muchos otros homosexuales. Con la extraordinaria Elephant (que obtuvo la Palma de Oro y el Premio a la mejor dirección en el Festival de Cannes de 2003), Gus Van Sant narra desde distintos puntos de vista, con guiños documentales y experimentales, la matanza que en el Instituto de Columbine realizó una pareja de adolescentes. En Good Will Hunting[2] (1997), la historia se centra en un conflictivo y joven genio que trabaja limpiando el edificio de la MIT (Instituto tecnológico de Massachusetts), a pesar de su altísimo coeficiente intelectual. En My Own Private Idaho (1991), tercer largometraje de Gus Van Sant y el primero que le atrajo la atención mundial, se relata el romance de dos muchachos que se prostituyen (uno narcoléptico y otro hijo del Alcalde). El primer largometraje de Van Sant, Mala noche (1985), cuyo guión también le pertenece, está basada en la novela autobiográfica del poeta Walt Curtis, una historia en donde se narra la relación entre un joven homosexual encargado de una tienda y dos muchachos mexicanos. Con estos y con otros antecedentes cinematográficos, no es de extrañar que Gus Van Sant recogiera el proyecto de la historia de amor de un huérfano y de una enferma terminal que tienen en el fantasma de un kamizake a su mejor amigo; sin embargo, y a pesar de tan prometedores augurios, hay algo superficial en el desarrollo del filme. Tras ver Restless queda la impresión de que Gus Van Sant fue contratado para para dirigir la película, y que lo hizo de una manera decente y correcta, pero que le faltó una mayor participación en el proyecto y que la consecuencia en la cinta es la ausencia de densidad.

Restless (Cuando el amor es para siempre, como se tituló con saña para su distribución en castellano), ha recibido durísimas críticas, tanto en medios españoles como en los de los Estados Unidos: «Esta fábula agónicamente cursi viene a ser como una versión indie de Love Story, salvo que con peor música»  (Todd McCarthy: The Hollywood Reporter), «Cada línea hiere en la parte sensible del alma con una puntería pocas veces contemplada. Tan efectivo como tramposo (…) Todo se mantiene bajo una dulce patina de sentimentalismo. Pueril y efectivo sentimentalismo. Y, claro, vas y lloras.» (Luis Martínez: Diario El Mundo). Es imposible no estar de acuerdo: Restless es una sorpresa que no se esperaría recibir de Gus Van Sant, Restless es un filme en el que hay tres bellos personajes y una historia emocionante, y es una cinta a la que se puede llevar a la novia el domingo y enjugar alguna lágrima, pero nada más. En 2010, Mia Wasikowska protagonizó la Alicia en el país de las maravillas, de Tim Burton, un papel en el que esta mujer demostró su talento; en Restless, la actuación de la polacoaustraliana Mia Wasikowska, en el papel de Annabel está siempre a punto de ser sobresaliente, pero algo la detiene a cada paso, tal vez el desempeño un poco desabrido de su coequipero, Henry Hopper, hijo del muy intenso artista, Dennis Hopper.

Seguramente ningún espectador se aburrirá en Restless, y con el paso de los días, a media que la cinta se vaya olvidando, se recordará con cariño algún gesto o alguna frase de sus protagonistas. En medio de la media docena de títulos (y de la restringida diversidad de la oferta) que semanalmente llega a las carteleras colombianas, esta es una cinta que se deja ver aunque no tenga mayores sorpresas. Es de esperar que en un futuro muy próximo, Gus Van Sant vuelva a entregar a sus admiradores un filme verdaderamente memorable.

 

Publicado en: Revista Kinetoscopio No. 96. Ed. CCA, Medellín, 2011.

Página en internet de la Revista Kinetoscopio

 



[1] Oscar a: Mejor actor (Sean Penn) y Mejor guion original (Dustin Lance Black), entre otros premios.

[2] Oscar a: Mejor guion original (Matt Damon y Ben Affleck) y Mejor actor de reparto (Robin Williams), entre otros premios.

Imagen: afiche de la película

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