EN EL 46º. FESTIVAL DE CINE DE CARTAGENA, EL CINE EN QUE NOS VEREMOS
Domingo 5 de marzo de 2006: en las calles y en la playa, el sol hace estallar los colores de las bugambilias y de la espuma del mar. En el Hotel Caribe, se desarrolla la rueda de prensa que reúne a los realizadores de La historia del baúl rosado (Libia Stella Gómez, 2005) y Violeta de mil colores (Harold Trompetero, 2005). Si los organizadores del festival se hubieran propuesto reunir las dos películas colombianas con mayores diferencias, difícilmente hubieran podido encontrar mejores ejemplos que estas obras. Ante los micrófonos: Gómez, Trompetero y Federico Durán, el productor de La historia del baúl rosado. El día anterior, se presentaron ambas películas: la de Trompetero, aún no distribuida comercialmente, y la de Gómez, proyectada en las salas durante 2005.
Harold Trompetero es un bogotano que estudió Comunicación Social y Publicidad, y que desde hace cinco años trabaja en Nueva York, en Siboney USA, una exitosa productora de comerciales para el mercado latino de los Estados Unidos. En medio de la vida neoyorquina, de su frenesí y su soledad, Harold creó con un par de amigos colombianos la productora de cine, La Máquina, pequeña empresa que a la fecha cuenta con tres proyectos filmados y uno más en proceso: Violeta, Dios los junta y ellos se separan (Trompetero y Jairo Carrillo), Riverside (Trompetero) y el proyecto de Carrillo, Nacidos bajo el fuego. Dios los junta está construido con tres historias que presentan las relaciones al interior de una familia, la doble vida de quienes viven en familia. El filme, tiene una estructura y un humor negro cercano a del anterior largometraje de Trompetero: Sístole y diástole (2000). Riverside, es la historia de un inmigrante barranquillero que después de tener una fortuna, termina en las calles de Nueva York tratando de recoger de la basura, 24 mil latas para poder regresar a Colombia.
Libia Stella Gómez, es realizadora de Cine y Televisión y Magister en Teoría e Historia del Arte y la Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia. Mientras la risa de Trompetero es un escándalo de ruido y transparencia, Libia Stella Gómez es una persona que habla en voz baja, es reservada y reflexiva. Gómez ha realizado abundantes documentales sobre el desplazamiento forzado y los derechos humanos en Colombia, aunque su opera prima, nada tiene que ver con este tema. La historia del baúl rosado, protagonizada por Edgardo Román, es una película de género, una película de serie negra: en los años cuarentas, en la principal estación de tren de Bogotá, aparece un baúl que contiene el cadáver de una niña desnuda. La cinta narra la investigación de un detective y de un periodista que pretenden revelar los hechos que están detrás del hallazgo. El filme, involucra una crítica al negocio de los medios noticiosos, y a pesar de la investigación que implicó y de su complejidad conceptual, lo que el espectador encuentra es una cinta cercana a los cánones de la industria internacional, con una narración lineal e inquietante, como es propia del género. El Baúl rosado, requirió la reconstrucción de una Bogotá anterior al bogotazo y de veinte versiones de guión, es una buena película, obra costosa, de compleja producción, que demoró ocho años en realizarse (que pueden contarse desde que Gómez ganó un premio de guión del Ministerio de Cultura, hasta que la cinta pudo verse en salas). Los costos de esta película superan los dos mil millones de pesos.
Violeta de mil colores, protagonizada por Flora Martínez es una película extraordinaria: cine experimental y profundo, urbano, contemporáneo, de ritmo frenético pero con densidad cinematográfica. Violeta presenta a una mujer en Nueva York, una mujer que se siente lo bastante sola como para proponerle sexo a un desconocido del metro, una mujer que se llama a sí misma para dejarse mensajes en el contestador y que grita, parada en las esquinas de Manhattan. Filme que cuenta con una estupenda banda sonora y un refrescante tratamiento visual, con una estructura narrativa novedosa. El filme es un largo monólogo que fue construido por los guionistas con los aportes de centenares de correos electrónicos de otros emigrantes. Para Trompetero, está película presenta el desarraigo y la soledad de quienes tienen que dejar su medio. Para Flora Martínez es, sin lugar a dudas, la mejor tarjeta de presentación que ha tenido: un filme que le permite desarrollar lo mejor de su actuación profunda, versátil e intensa.
En total, Violeta costó 180 mil dólares, y a pesar de su calidad, no es una película que esté destinada a ser taquillera. El rodaje se realizó en unas pocas semanas, en un proyecto que no demoró más de un año y medio de gestación, grabada originalmente en video de alta definición, sin luces profesionales, y en donde las secuencias que resultaban costosas de realizar o requerían permisos especiales, simplemente se suprimieron del plan de rodaje.
Las cintas de Gómez y Trompetero, obras completamente diferentes, muestran la diversidad del cine en que nos veremos. Contrario a la opinión que el público colombiano desarrolló en el período FOCINE (1978 – 1993), el cine de ficción colombiano es cada vez más diverso en sus temas, en sus estrategias de producción, en sus formas de visionado y sus estéticas. Como si el caso de estos dos filmes no fuera suficiente para dar muestra de esta afirmación, el 46º. Festival de Cine de Cartagena programó siete largometrajes colombianos que corroboran esta hipótesis. El Festival presentó 16 películas en competencia, además de las muestras internacionales, la de videos, cortometrajes, y un grupo de películas latinoamericanas, entre las que se encontraba la excelente muestra de cine chileno contemporáneo. Colombia tuvo dos títulos en competencia (Rosario Tijeras de Emilio Mallé y Juana tenía el pelo de oro de Pacho Bottía), y presentó además los largometrajes, Violeta de mil colores, La historia del baúl rosado, Mi abuelo mi papá y yo (Dago García y Juan Carlos Vásquez, 2005) y El cristo de plata (Ramiro Meléndez, 2004). La proyección de la opera prima de Alessandro Basile, El cielo, un prometedor largometraje realizado en Cartagena, no pudo estrenarse en el cierre del Festival por problemas de último minuto con el laboratorio. Del realismo mágico (Juana), a la realidad ficcionada (Rosario), de la comedia (Mi abuelo), a la serie negra (El baúl), de lo experimental a lo académico, Cartagena presentó largometrajes argumentales que muestran un cine nacional mucho más diverso de lo que el gran público suele suponer.
El camino para el desarrollo de estos audiovisuales, está preparado por normas que incluyen un fondo parafiscal que entrega anualmente más de cinco mil millones de pesos para la producción de cine, además de los estímulos del Ministerio de Cultura y de otras instituciones del país. Las leyes incluyen también estímulos tributarios para quienes quieran invertir en cine, estímulos que a la fecha y según cifras del Ministerio de Cultura, han permitido inyectar al cine colombiano unos 2.500 millones de pesos del sector productivo y de servicios.
Esta tarea de producir cine en Colombia, se inserta dentro de una red de productoras americanas y europeas, que a largo de los años se han venido entretejiendo a través de proyectos cinematográficos y de acuerdos entre los estados (acuerdo de coproducción con Canadá y el programa cumbre Ibermedia, entre otros). En el 46º. Festival de Cine, la Dirección de Cinematografía del Ministerio de Cultura realizó el primer encuentro de productores, especie de rueda de negocios, en donde productores de diferentes países presentan sus proyectos y encuentran socios en otros mercados. En esta primera experiencia, se presentaron 10 proyectos colombianos y se contó con la presencia de empresas de Argentina, Chile, Ecuador, México, Perú y Venezuela. Los proyectos presentados, reunían un amplio abanico que incluía documentales de viajeros y medio ambiente, ficciones sobre la violencia y el narcotráfico, animaciones, filmes románticos y de época, propuestas que, como Violeta de mil colores y La historia del baúl rosado, mostraban el futuro del cine nacional, un futuro que además de diversidad, incluye una infraestructura de negocios con otros países, y un flujo interrumpido de imágenes capaces de recrear al publico a la vez que permite conocernos mejor.
Publicado en la Revista Kinetoscopio
Página en internet la Revista Kinetoscopio
Página en internet del Festival Internacional de Cine de Cartagena de India – FICCI
Imagen: afiche de la película Violeta de mil colores
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