«Hugo» de Scorsese y «The Artist» de Hazanavicius

«Hugo» de Scorsese y «The Artist» de Hazanavicius

Simpatía es la emoción más frecuente cuando se ve El artista (Michel Hazanavicius, 2011): un simpático perrito, una manera de hacer cine arcáica y simpática, un romance que nos simpatiza. La emoción en el caso de Hugo (Martin Scorsese, 2011) es del tipo de la que producen los efectos especiales: admiración plástica. Se admiran los colores, la ropa, los objetos, y sobretodo la recreación de las películas de Méliès. Hugo y El artista se llevaron 5 premios Oscar cada uno, premios a la nostalgia. Ambas películas celebran el pasado, un poco como pasa cuando el diseño se vuelve retro. La obra de Georges Méliès merece celebrarse, y Hugo hace una bonita decoración para esa fiesta que algún día tendrá que empezar. Tal vez Hugo invite a los espectadores a buscar los filmes de Méliès, pero con El artista la emoción se evapora sin dejar siquiera ni un poco de curiosidad (¿alguien verá las películas de King Vidor, Murnau o Chaplin por inspiración de El artista?). Ni Hugo ni El artista tienen algo que los haga filmes trascendentes, son solo otras bonitas películas de moda.

 

 

Imagen: afiche de Hugo

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