El desarrollo infantil y el mundo audiovisual.

El desarrollo infantil y el mundo audiovisual.

CONFERENCIA:

IMÁGENES PARA UNA ACCIÓN QUE TRANSFORMA EL MUNDO[1]

Por:

Julián David Correa R.[2]

 

Quiero felicitar a los colegas del Ministerio de Cultura por la realización de este seminario “Lenguajes audiovisuales y primera infancia: Reflexiones y prácticas alrededor de experiencias audiovisuales para la primera infancia. Desde dónde me miras, desde dónde te veo”. Ningún tema en la vida de una familia y de un Estado se puede comparar en importancia al del cuidado integral y a la estimulación de la inteligencia y la felicidad de los infantes. La creación de la estrategia nacional “De cero a siempre” y sus correlatos locales como AIPI (Atención integral a la primera infancia) en Bogotá, son buenas noticias que deben seguirlo siendo, pero que además deben convertirse en políticas públicas tan arraigadas como el cuidado que en cada familia reciben los infantes.

Los colegas del Ministerio me han señalado tres preguntas que responderé en esta pequeña charla, y que acompañaré de otras observaciones con las que espero provocar su imaginación. Las preguntas que ha planteado el Ministerio son:

– ¿Qué es y cómo abordar un proceso de alfabetización audiovisual en el marco de una política para el desarrollo integral de la primera infancia?

– ¿Qué recomendaciones tendría para facilitar el acceso de los niños, niñas y familias a la oferta cinematográfica pertinente?

– ¿Cómo garantizar criterios de calidad en la emisión de la oferta cinematográfica que llega al país? ¿Cuál es el rol del comité de selección de películas?

stanno_tutti_beneEmpecemos con cine, empecemos con una secuencia de “Estamos todos bien”, la película del italiano Giuseppe Tornatore que protagoniza en 1990 el actor predilecto del maestro Fellini, Marcello Mastroianni: un abuelo visita a su hija, madre sola que cuida del nieto. La mujer, aliviada por la presencia del abuelo, aprovecha la oportunidad para salir de casa a hacer algunas diligencias. El abuelo se ve asustado:

– ¿Y si llora? -pregunta el personaje de Mastroianni.

– No hay problema – dice la mujer -, lo pones a ver tele.

Pero la tele está descompuesta, así que entre los berridos del chico, el viejo Mastroianni, decide sentarlo ante la puerta frontal de una lavadora en la que ha metido ropa de colores y… ¡Bendito sea el remedio audiovisual! El niño, hipnotizado, deja de gritar.

Hay maneras de ver las imágenes en movimiento que generan pasividad. Hay instituciones, hay madres y padres que hacen del universo audiovisual un anestésico que nos mantiene en la condición de juiciosos consumidores.

¿Quiénes en esta sala conocen el Programa Madre Canguro?… El Programa Madre Canguro es un procedimiento de atención al neonato prematuro que se basa en el cuidado piel a piel las 24 horas diarias, hasta que el bebé alcanza los 3.000 gramos. Este programa nació de la imaginación de un pediatra bogotano, el Doctor Rey, en el Instituto Materno Infantil hacia el final de los años ochenta. El Doctor Rey pensaba de manera creativa, muy poco ortodoxa, y combinaba sus múltiples conocimientos para crear algo nuevo. Seguramente el Doctor Rey jamás se habría quedado pasmado ante una pantalla, y mucho menos ante una lavadora. El Programa Madre Canguro es una solución a la ausencia de incubadoras, y fomenta el desarrollo de nuevos vínculos en la familia y de una estimulación temprana y adecuada de los neonatos. Una solución genial. El Programa Madre Canguro, es una tecnología apropiada que ha sido tan exitosa en Colombia como en Holanda, un país al que no se puede acusar de estar corto de recursos para la fabricación o la compra de incubadoras. ¿Qué quiere decir “Tecnología apropiada”? Quiere decir, tecnología pertinente: tecnología útil para solucionar problemas inmediatos y de largo plazo, con base en el uso creativo de los recursos disponibles. Una tecnología apropiada es una tecnología pertinente.

¿Alguien utilizó la expresión “Oferta cinematográfica pertinente”?… Sí, estaba en las preguntas. ¿Tenemos para la primera infancia una oferta cinematográfica pertinente en Colombia?

Hay otra expresión que se usa en las preguntas: “Alfabetización audiovisual”. Una bella combinación, que con dos palabras involucra más de una paradoja para un país que todavía tiene evidentes deficiencias en la alfabetización básica[3].

Ya se sabe que la lectura y la escritura son herramientas fundamentales para la movilidad social y para las posibilidades que cada individuo tendrá para la construcción de un mundo satisfactorio. De esa misma manera, la capacidad para leer discursos audiovisuales se ha convertido en una habilidad básica para desenvolverse y transformar una realidad que desde el final del siglo XIX se representa en el cine, y que ahora se ha virtualizado y recodificado en gramáticas audiovisuales que existen en múltiples pantallas ante las que debemos tomar decisiones.

Así de necesaria es la alfabetización audiovisual, pero ¿cómo se aborda? ¿Qué es la alfabetización audiovisual en cuanto a un contenido y una metodología?

La alfabetización audiovisual en la primera infancia, como la formación de públicos en todas las edades, debe basarse en un conjunto de acciones que llamen a la acción, no a la pasividad del consumo. El ejercicio de la alfabetización audiovisual debe ser progresivo, tanto en cuanto a su complejidad como en cuanto al tiempo dedicado a ella. La alfabetización audiovisual debe estar basada (o incluir con frecuencia) contenidos tomados de la realidad audiovisual inmediata de los alfabetizados. La alfabetización audiovisual debe facilitar el que el alfabetizado encuentre en el mundo audiovisual herramientas para transformar su vida y su realidad de manera consciente. Ni con la formación de públicos, ni con la alfabetización audiovisual se trata de cambiar una cartilla que se debe memorizar, y de encontrar para los espectadores contenidos “artísticos” que sustituyan a otros contenidos que consideramos “comerciales”. Esta alfabetización implica un cambio de actitud antes que un cambio de contenidos. Tanto en la alfabetización audiovisual, como en la formación de públicos de todas las edades, de lo que se trata es de brindar herramientas a los espectadores para que pasen del consumo pasivo al fomento del desarrollo de sus capacidades, entre las que están la capacidad de análisis (lectura crítica) y la creatividad. En los infantes este tipo de formación audiovisual debería favorecer la evolución de todas sus líneas de desarrollo[4], y en el caso de los mayores implica el reconocimiento de su lugar como creadores de cultura, y una transformación que supone llevarlos del consumo a la ciudadanía[5].

Adriana Rodríguez Sánchez realizó con financiación del Ministerio de Cultura la investigación “Los niños menores de tres años y la televisión. Perspectivas de investigación y debate (1999-2010)”, en su presentación de este trabajo, Germán Franco decía: “Este documento no pretende resolver, pero sí apunta a hacer evidentes varios debates: ¿Qué tipo de televisión es pertinente para la infancia? ¿A qué edades? Además de los contenidos y relatos propios de esta, ¿qué otras formas de relación pueden establecer los niños con la mediación de la pantalla?, ¿qué tan útil es, y especialmente qué tipo de televisión puede ayudar a hacer más digna la vida de la infancia colombiana?”

Preguntas como esas son las que puede abordar este seminario y la construcción de una política pública que vincule el mundo audiovisual con el desarrollo de la primera infancia.

Teletubbies-5Esta misma investigación de Adriana Rodríguez Sánchez, recoge diversas experiencias que nos permiten ver la historia del desarrollo de productos audiovisuales para los menores de tres años, y los debates alrededor de su calidad. Esta explosión de productos culturales para niños de hasta 36 meses llega tras las investigaciones que a comienzos de los años noventa se hacen públicas y muestran los efectos que en el establecimiento de redes neuronales tiene la estimulación adecuada[6], el cuidado del maternante y una alimentación suficiente y equilibrada. A partir de esas fecha se revelan al mundo las evidencias de que los hechos sucedidos en el cerebro antes de los tres años, definirán toda la vida futura. Como respuesta de las industrias culturales a esta realidad surgen productos del tipo de la selección de música “Efecto Mozart”, que sigue siendo muy popular, y en cuanto a bienes audiovisuales, aparecen en 1997 los “Teletubbies”. Estos exitosos productos son el resultado y a la vez la causa de la fundación de compañías que desarrollan productos para niños de esta edad (como la Brainy Brand Company o la Abbey Home Media), compañías que conducen a la creación de canales de televisión del tipo de Baby TV (en 2003) y BabyFirstTV (en 2006), que están al aire 24 horas diarias todos los días. La aparición de estos canales, precipitó una serie de investigaciones que concluyeron a favor y en contra de esta forma de circulación audiovisual, planteando también la existencia de conexiones entre estos canales y fenómenos como la obesidad infantil y las pesadillas[7].

En este momento que en Colombia nos estamos planteando la necesidad de desarrollar una política pública para la primera infancia en la que se vinculen los bienes culturales con el desarrollo infantil, vale la pena tener presente estas investigaciones y las alertas que levantan ante cierto productos y lógicas audiovisuales.

Es obvio que los audiovisuales no pueden sustituir las funciones de quienes cuidan de los pequeños, pero en muchos de estos ejercicios de producción y circulación de las industrias audiovisuales, precisamente la pregunta que está ausente es la de cuál debe ser la participación de los adultos maternantes.

El Programa Madre Canguro, como muchas otras experiencias y estudios sobre el cuidado temprano han demostrado que la función maternante puede corresponder tanto a la madre, o a su pareja, o al padre, o a cualquiera que amorosamente asume la protección del pequeño. En la primera infancia el rol de los sujetos maternantes es fundamental[8], y los productos audiovisuales dirigidos a estas edades deben convocar la acción tanto de los chicos, como de sus protectores, de manera que se estimule la curiosidad y la actividad de los dos, tanto del uno con el otro, como de ambos transformando la realidad que los rodea. Audiovisuales creados bajo esa premisa contribuyen a la alfabetización audiovisual y al desarrollo infantil (y social), y evitan el riesgo de convertirse en lavadoras que hacen girar trapos con colores bonitos[9].

¿Contamos en Colombia con obras audiovisuales de estas características? Espero que este seminario contribuya a responder esta pregunta y que como primer paso en este proceso de construcción de políticas públicas, hagamos un estado del arte de cuáles y cuántas son las obras audiovisuales con las que contamos para infantes menores de 36 meses[10]. Antes de pensar en la selección e importación de videos, en lo que deberíamos estar pensando es en estimular su producción en Colombia para que, como en el ejemplo del Programa Madre Canguro, contemos con tecnologías apropiadas y pertinentes. Es ahí que instituciones como el ICBF, los ministerios de Educación y de Cultura, y nosotros mismos en la Alcaldía Mayor de Bogotá (en AIPI y en la Cinemateca Distrital – Gerencia de Artes Audiovisuales del IDARTES), tenemos otro importante deber: el de desarrollar convocatorias públicas y otros mecanismos que impulsen la creación de estos trabajos acompañados por investigaciones que nos permitan evaluar sus efectos[11

Señal Colombia -2En Colombia existen algunas iniciativas estatales que abordan la alfabetización audiovisual y la relación entre el universo de las imágenes en movimiento y el desarrollo infantil. Algunas de estas experiencias son: los programas Imaginando nuestra imagen (INI) y el Cine en el cerebro social, que desarrollamos desde 1998 en la Dirección de Cinematografía del Ministerio de Cultura. Recién fundado el Ministerio y su Dirección de Cinematografía, estos programas se realizaron en el marco de la estrategia de formación humana e infraestructura técnica. El programa INI se ocupaba de formar creadores y redes de apoyo interinstitucional a proyectos audiovisuales en todas las regiones del país, y el Cine en el cerebro social se basaban en una incipiente idea de lo que la alfabetización audiovisual podía ser, y planteaba una serie de cine foros que enriquecían la oferta cultural de las ciudades en donde se realizaban. Ahora, tras quince años de haber participado en el diseño y desarrollo de esos programas, pienso que el Cine en el cerebro social no era una alfabetización audiovisual en el sentido en que creo que debe ser y que aquí he planteado, aunque ese tipo de experiencias siguen siendo inspiradoras para algunos de sus participantes. Otro ejemplo útil y que merecen análisis en esta reflexión es el estupendo programa de televisión “La lleva”, que produjo para Señal Colombia la Dirección de Comunicaciones del Ministerio de Cultura.

En la actual administración de la Alcaldía Mayor de Bogotá se han iniciado dos grandes programas: Atención integral a la primera infancia (AIPI) y Jornada única 40 horas (JU40), ambos hacen parte del Instituto distrital de las artes, IDARTES. Dos programas que en muchos sentidos están en diseño pero que ofrecen a todos ustedes oportunidades para financiar proyectos y a todos nosotros, la oportunidad de poner a prueba metodologías y productos diseñados para la primera infancia, para niños y jóvenes. AIPI en este momento, con la participación del equipo de la Cinemateca, está desarrollando laboratorios de trabajo con primera infancia y convocatorias que permitirán la financiación de nuevos proyectos audiovisuales y la compra de títulos existentes. Una concreción de la JU40 son los Centros locales de artes para la niñez y la juventud (los CLAN), una iniciativa del IDARTES, que reúne en un edificio diversas experiencias de trabajo creadas por organizaciones de las localidades (grupos de teatro y títeres, grupos musicales, colectivos audiovisuales o literarios, etc.), junto con espacios y materiales para talleres, generando para los barrios una oferta de experiencias artísticas de las que se pueden beneficiar lactantes, niños de diversas edades y jóvenes. En julio se inauguró en la Localidad Rafael Uribe Uribe el primero de estos CLAN, y la intención es que esta administración entregue en total 12 de esos edificios. Una pequeña revolución en la creación artística, la formación de públicos y el desarrollo de Bogotá.

Para terminar con estas experiencias que desde el Ministerio de Cultura y desde la Alcaldía de Bogotá vinculan el universo audiovisual con el desarrollo de niños y jóvenes, quiero mencionar las convocatorias de la Cinemateca Distrital – Gerencia de Artes Audiovisuales del IDARTES: acabamos de presentar la propuesta de presupuesto de 2014 que duplica las modalidades de nuestras convocatorias, creando estímulos económicos destinados a tener efectos en el público infantil, es decir: además de una beca para la creación de animaciones sin límite de público, hemos creado una beca dirigida específicamente a la producción de animaciones para niños, y así sucede con nuestras otras modalidades: beca de creación documental, beca de creación de cortometrajes en HD y demás. Espero que en las negociaciones que tenemos por delante podamos mantener estos incrementos presupuestales.

Las anteriores experiencias deben ser objeto de estudio de todos los presentes, pero algunas de ellas también representan oportunidades para la financiación de sus propios proyectos.

Esta charla está a punto de terminar, sólo queda una idea más que quiero expresar aquí.

Se me han planteado tres preguntas, pero ninguna de ellas era sobre el sentido de la educación. Yo sí quiero preguntarme, ¿para qué sirve la educación? Y quiero compartir con ustedes lo que opino al respecto: la educación debe servir para proveer las herramientas necesarias para el desarrollo feliz y satisfactorio de cada persona. La educación nos debe ayudar a descubrir nuestros deseos, nuestras fortalezas, nuestras propias habilidades y debilidades, la educación debe servir al desarrollo de nuestra voluntad, de esa habilidad imprescindible para alcanzar nuestros deseos. La educación debe estar al servicio de que cada individuo construya su propio discurso (el discurso conceptual, y ese otro que se hace con cada decisión que tomamos, ese discurso al que llamamos “vida”). Yo creo y quiero una educación para el encuentro con los otros, para la alegría, y para la acción que transforma el mundo.

Imágenes:
(1) Portada del disco con la banda sonora del filme  «Todos estamos bien» de G. Tornatore.
(2) Foto de los Teletubbies.  
(3) Logo del canal estatal de televisión, Señal Colombia.


[1] Conferencia realizada el 10 de agosto de 2013, en la sesión inaugural del seminario “Lenguajes audiovisuales y primera infancia: Reflexiones y prácticas alrededor de experiencias audiovisuales para la primera infancia. Desde dónde me miras, desde dónde te veo”, evento del Ministerio de Cultura e ICBF en alianza con el CERLALC, la Fundación Carvajal, Fundalectura y la Fundación Rafael Pombo, entre otras instituciones

[2] Psicólogo, gestor cultural, escritor y realizador audiovisual. Su página de internet: www.geografiavirtual.com. Julián David Correa, hizo parte del primer equipo de la Dirección de Cinematografía del Ministerio de Cultura, en donde participó en el diseño de sus programas y coordinó el Grupo de Formación, entre otras experiencias. En la actualidad dirige la Cinemateca Distrital de Bogotá, institución que entre otras funciones tiene la de ser responsable por la concertación y aplicación de políticas públicas para el desarrollo audiovisual de la ciudad.

[3] Durante el diálogo que siguió a esta conferencia, la representante del programa de primera infancia del Ministerio de Cultura, y el representante del ICBF, mencionaron la necesidad que existe de definir “Alfabetización audiovisual”, un concepto que se menciona pero sobre el que no encuentran referencias.

[4] Formuladas por Anna Freud.

[5] La oposición entre el “espectador consumidor” y el “espectador ciudadano” se ha planteado en textos como: “Televisión pública: del consumidor al ciudadano” de Rincón, Martín-Barbero y otros (Convenio Andrés Bello. Bogotá, 2001), y en conferencias previas de este autor, como: “Una nación de espectadores activos” (realizada en la Universidad de Medellín en 2003. La conferencia que se puede leer en: http://geografiavirtual.com/2011/11/conferencia-sobre-formacion-de-publicos-lectores/)

[6]  “Estimulación temprana” se suele decir, de una manera que en realidad no se corresponde con el proceso de desarrollo de funciones cognoscitivas y su correlato orgánico.

[7] Durante el diálogo que siguió a la conferencia, un realizador audiovisual cuestionó el control que las instituciones del Estado colombiano hacen a la programación infantil de los canales privados, el participante señaló que este control es pobre y conduce a programaciones que no son útiles para los niños.

[8] Para mayor información, ver la obra de Margaret Mahler: “Estudios 1: Psicosis infantiles y otros trabajos”, entre otras.

[9] Durante el diálogo, una participante señaló lo paradójico de producir audiovisuales que fomenten la interacción entre padres e hijos, cuando mucho de la población tiene que dejar a sus niños solos en casa, para poder ir a uno o dos empleos y luego regresar tarde a casa. Esta colega también planteó la necesidad de crear audiovisuales para estos niños sin adultos que con frecuencia tampoco pueden salir a la calle por las condiciones de violencia en los barrios. Este comentario, tan importante, llama la atención sobre dos variables que deben tenerse en cuenta al producir televisión infantil en Colombia, lo que no significa que deba dejarse de producir audiovisuales que fomenten la interacción con el maternante. Con todo lo utópico que pueda sonar en un país con una distribución de ingresos tan desigual, debe ser una meta de la nación el que las madres y los padres puedan pasar un tiempo suficiente y de calidad con sus hijos.

[10] Pregunta Jesús Martín-Barbero en su prólogo a “Los niños como audiencias. Investigación sobre recepción de medios” de Maritza López, A. Rueda y S. Valencia (ICBF, Bogotá́, 2000): “¿Por qué si hoy tenemos una espléndida y creciente literatura escrita para niños no podemos contar con una literatura televisiva para ellos? La respuesta a esa pregunta se halla básicamente en la ausencia de unas políticas de televisión que estimulen esa literatura.”

[11] Sobre cómo investigar la relación entre la infancia y las imágenes en movimiento dice Jesús Martín-Barbero en el prólogo citado previamente: “Investigar la relación de los niños con la televisión es algo muy distinto a contar el número de escenas de violencia que contiene un programa, o a observar –como en ratitas de laboratorio– las reacciones de los niños, incluidas las que contienen sus propios relatos. Investigar las interacciones obliga a desmontar las versiones aparentemente más espontáneas y realistas, multiplicando los contrastes que hoy posibilita la etnografía, la discusión en grupo, las encuestas o los diferentes tipos de relatos y escenificaciones. Sólo así́ se hace posible escapar a los clichés y los estereotipos que tenazmente siguen simplificando y deformando la relación de los niños con la televisión.”

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