Un cuento contra la pared

UN POCO

Ella dice: “Me haces muy feliz”. Me conmueve su frase y el tono de su voz, así que no digo nada, pero lo que pienso es que esa hermosa oración no significa nada espiritual ni trascendente, que significa que se siente satisfecha en la cama y en cada pared contra la que me la he cogido, que le gusta el cosquilleo del coño cada vez que me ve, que le encanta que de vez en cuando no se pueda sentar porque tiene el culo partido, que le gusta mirarse al espejo y ver sus grandes tetas cubiertas de mordiscos y moretones de diversos tonos. “Me haces muy feliz”, me dice, y yo callo y sonrío. “Estás pensando algo horrible”, me dice, y yo sonrío aún más. Es una mujer lista, muy lista. “Es verdad”, le digo. “¡No me cuentes lo que estás pensando!”, me detiene. “No lo voy a hacer”, le respondo. “Menos mal. ¿Sabes lo que eso significa? ¿Lo que significa que esta vez te quedes callado?… Significa que me quieres un poco, aunque sea sólo un poco”.

Julián David Correa

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