UNA NUEVA ÉPOCA PARA UN VIEJO SUEÑO**
En el año 2001, la Cinemateca Distrital cumplió 30 años descubriendo miradas: presentando en su sala lo mejor del cine del mundo, acompañado a los creadores, estimulando económicamente la producción, formando públicos y realizadores, preservando y haciendo circular nuestra memoria audiovisual. Con estas líneas, quien hoy dirige esta institución se siente orgulloso de presentar otra forma de hacer común nuestra memoria: el primer número de una nueva época de los Cuadernos de cine colombiano***.
En 1998, cuando el primer grupo de la Dirección de Cinematografía del Ministerio de Cultura reabrió la sede del extinto FOCINE, muchos tesoros recuperaron la luz. En los sótanos de la casa de La Merced, entre cables roídos y orín de gato encontramos fotos de rodajes, afiches de películas y cajas de una publicación llamada Cuadernos de cine colombiano. De 1981 a 1988, se editaron 25 Cuadernos de cine colombiano. Estos impresos fueron una iniciativa de la Cinemateca Distrital que en ese entonces contó con el apoyo de FOCINE (1978-1993), dependencia del Ministerio de Comunicaciones que tenía por encargo el fomento del cine nacional. Los Cuadernos fueron publicaciones monográficas que aún mantienen viva para los investigadores y los amantes del cine, la memoria de Oswaldo Duperly, José María Arzuaga, Cine Mujer, Marta Rodríguez y Jorge Silva, entre otros.
Mucho ha cambiado de 1988 hasta ahora: FOCINE desapareció, y el video análogo y el digital acercaron la creación de imágenes a todo tipo de personas. En estos lustros la ciudad habitó el cine, el Ministerio de Cultura nació y desde éste se engendró la Dirección de Cinematografía y Proimágenes en Movimiento. La crisis económica y las múltiples guerras robaron el aliento a muchos, pero las imágenes en movimiento no dejaron de producirse. Los sueños continuaron y la necesidad de recrear el mundo a través de las imágenes se impusieron sobre los más pesimistas.
Los creadores del cine colombiano continuaron trabajando contra toda predicción, y lo lograron gracias a su valor y recursividad. En ese camino recibieron la ayuda de varias instituciones entre las que se cuenta la Cinemateca Distrital. La Cinemateca se fundó en 1971, y desde 1994 no solo ha acompañado a los realizadores colombianos sino que, de manera extraordinaria a las cinematecas del mundo pero de forma necesaria para Colombia, ha dispuesto de estímulos económicos para la producción audiovisual en nuestro país. Los premios de la Cinemateca han permitido la realización de documentales y argumentales entre los que se cuentan Fernell Franco: Escritura de luces y sombras (Oscar campo, 1995), Posición viciada (Ricardo Coral, 1998), Bogotá 2016 (varios directores, 2001), Instrucciones para robar una motocicleta (Felipe Solarte, 1998), Alguien mató algo (Jorge Navas, 1998), Cuando vuelvas de tus muertes (Carlos Mario Urrea, 2001) y La vuelta de hoja (Carlos Hernández, 2003), entre muchas otras obras.
El audiovisual colombiano ha seguido desarrollándose y asumiendo nuevos retos. Con él la Cinemateca Distrital ha continuado su camino, y hoy esta institución, también pequeña y tozuda como nuestro cine, entrega al público y a los creadores una nueva época de los Cuadernos. Este nuevo número presenta cuatro artículos sobre el audiovisual nacional, que buscan ser un balance del argumental realizado durante los años en que los Cuadernos aguardaron en los estantes y en los sótanos su momento para continuar escribiendo la historia de quienes nos representan en imágenes.
El No. 1 de estos Cuadernos presenta un artículo de la comunicadora social Diana Osorio sobre las mujeres y el cine en Colombia (parte de su tesis de grado, investigación premiada por el Ministerio de Cultura), un texto descriptivo que ofrece una panorámica sobre la evolución de la presencia femenina en el cine argumental de estos años. El psicólogo y crítico de cine Oswaldo Osorio, nos plantea duros cuestionamientos desde su Del cine político a lo políticamente correcto, una severa evaluación sobre la relación entre lo político y el cine nacional, en un balance donde todos nos vemos interpelados. El arquitecto y cinéfilo Mauricio Durán nos entrega una mirada sobre uno de los más llamativos fenómenos del cine nacional en estos años: el paso del cine rural al cine urbano. Este número de los Cuadernos concluye con un texto sobre el video analógico, el video digital y las posibilidades que ofrecen los nuevos medios, escrito basado en una conversación sostenida con el realizador Andrés Burbano. Este texto resulta imprescindible si se tiene en cuenta que los últimos Cuadernos de la vieja época nada decían del vídeo análogo y que este medio, junto con el video digital y la Internet, se han convertido en herramientas que han transformado por completo la relación de los creadores con sus imágenes y su público.
Dada la creciente diversidad de estos años nuestro balance resulta incompleto pero es, sin embargo, un buen comienzo para una nueva época. El siguiente número de los Cuadernos estará dedicado a la familia Acevedo. Además de otros cuatro Cuadernos, lanzaremos próximamente un CD ROM que conmemora los primeros 30 años de la Cinemateca Distrital (1971-2001) y da cuenta de lo sucedido en ese período con el cine colombiano. Se trata de un nuevo medio con el que queremos llevar la Cinemateca y el cine nacional hasta los archivos y bibliotecas de todo el mundo.
Aunque, como suele decirse, los textos de estos Cuadernos reflejan la posición de quienes los firman y no necesariamente la de la Cinemateca Distrital y la Alcaldía Mayor de Bogotá, es también necesario decir que no puede creerse en una historia uniforme, de héroes y vencedores. Estos Cuadernos deben seguir siendo, como el cine colombiano, un espacio para las contradicciones y las preguntas: ¿Cine de autor o cine comercial? ¿Apología a la violencia o retrato social? No: cine, opiniones escritas o fotografiadas con convicción por quienes las han pensado en un país que ebulle y que no puede permitirse más espacios sin opinión y más temor a las palabras.
Para terminar es necesario dar las gracias a Rocío Londoño (Directora General del Instituto Distrital de Cultura y Turismo – Alcaldía Mayor de Bogotá), a Armando de la Torre (Subdirector de Eventos y Salas – I.D.C.T.) y a Adriana Padilla (Jefe de Comunicaciones – I.D.C.T.), quienes creyeron en la importancia de recuperar estos Cuadernos. Gracias a Claudia Triana de Vargas, quien dirigía la Cinemateca Distrital en el año en que estos Cuadernos nacieron por primera vez, y un muy especial agradecimiento a todos los colaboradores de estos primeros Cuadernos, quienes aceptaron poner su esfuerzo para revivir esta publicación sin otro interés que el de compartir con los lectores su pasión por el cine.
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*Imagen: Fotograma de Alguien mató algo (Jorge Navas, 1998), portada del primer número de los Cuadernos de Cine Colombiano – Nueva época: Balance argumental.
**Por: Julián David Correa. Una nueva época para un viejo sueño es la introducción al primer número de los Cuadernos de Cine Colmbiano – Nueva época: Balance argumental, publicado por la Cinemateca Distrital de Bogotá en el año 2001. Julián David Correa dirigió la Cinemateca del año 2000 al 2004 y del 2012 al 2016.
***Todos los Cuadernos de cine colombiano se pueden descargar de manera gratuita desde la página de la Cinemateca: www.cinematecadistrital.gov.co
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